En 2008, el Dr. Antonio Núñez publicó, bajo los auspicios de EBS, su libro Vivir y resistir, en el que planteaba diferentes maneras de vencer el estrés en el directivo. El estrés está tipificado como una reacción del organismo ante una presión, generalmente exógena y ocasionada por circunstancias determinadas. Pero frente al estrés estándar que todos conocemos (el llamado técnicamente distrés), hay un estrés bueno, el llamado estrés (definido por Hans Selye), saludable, que es esa pizca de acción que todos necesitamos para vivir… y resistir. 

web20Poco tiempo antes de la concesión del Nobel de literatura, en 1987, Camilo José Cela recogía en Oviedo el premio Príncipe de Asturias de las Letras y se dirigía al príncipe Don Felipe con esta frase:

En España —y os lo digo, Alteza, porque sois joven y español— el que resiste, gana.

Resistir es continuar en el empeño del proyecto que, una vez iniciado, se nos resiste. Resistir no es solo aguantar, sino, persistir, que es resistir con un fin, para un fin, por un fin. Perseguir un sueño, una meta, es un excelente motivo para resistir. La tenacidad de la gota de agua que año tras año va horadando la piedra es ejemplo de que no hay que echarse atrás. Dicho de forma algo severa: SOLO LOS PELMAZOS consiguen lo que quieren. ¿cómo?

  1. No dándose por vencidos ante los 100 primeros noes.
  2. Desterrando del vocabulario palabras como: ‘déjalo’, ‘es imposible’, ‘no vas a poder’.
  3. Tomando una decisión y lanzándote con ella hasta el final.
  4. Dejándote acompañar por personas ‘medicina’ (colaboradoras, comprensivas y entusiastas) frente a personas ‘Casandra’ (agoreras de todo mal).

No hablamos de entregar a nadie a la utopía. Nada más lejos. Si el proyecto es posible, o, al menos, alcanzable, debemos lanzarnos a él resistiendo todos los embates de las olas, atados al timón como Ulises, evitando el peligro del canto de sirenas que, hoy como siempre, escuchan todos los que se dedican a perseguir un ideal.

En muchas ocasiones, las organizaciones atraviesan diferentes cambios en su estructura, personal, departamentos… en los que los resilientes, las personas que han sabido resistir, se han convertido no solo en los supervivientes a la situación, sino también en los verdaderos vencedores de la batalla por la supervivencia.

De este modo, la tenacidad (no confundir con terquedad) y la persistencia inteligentes son virtudes que nos van acompañando a lo largo de la vida, porque, ¿qué es vivir sino resistir?