Flow, el célebre libro de Mihaly Czikszentmilhalyi que elevó a principio de los años 90 el rendimiento de los norteamericanos y sorprendió a propios y extraños del resto del mundo con su concepto de lo que él llamaba «fluir», puso de manifiesto que concentrarse profundamente en una tarea se traduce en un estado de flujo (estar absorto en una actividad hasta el extremo de lograr un nivel de competencia más elevado de lo habitual). Consideraciones aparte sobre si el concepto de flujo es asimilable al de concentración, quiero detenerme en este estado: Realizar una actividad que te absorbe es incompatible con una interrupción.

Para evitarlas, Devora Zack ofrece algunos consejos, con la vista puesta en no estresarse. Cualquier neurocursi diría que la multitarea libera cortisol, que es la hormona del estrés. Yo prefiero decir sencillamente que el estrés es negativo por las consecuencias psicosomáticas que lleva aparejado. La contracción de la corteza prefrontal del cerebro que se produce con la realización de varias tareas a la vez es una consecuencia, una más, del solapamiento de diversas actividades sin orden ni concierto.

1. El aparcamiento. Deja de lado las ideas que no guarden relación con la tarea en la que estás embarcado. Un ejemplo claro son las reuniones, en las que con frecuencia alguien se va por las ramas, divaga y se termina discutiendo de puntos muy alejados del objeto de aquellas. En otro orden de cosas, con o sin reuniones, el lápiz y papel son un buen remedio para hacer volver al globo que se va y para aparcar -anotándolos para tiempos mejores- los asuntos nuevos o concomitantes que amenacen con aparecer.

«Cuando se te ocurra una idea que no esté relacionada con tu tarea en curso, no permitas que te distraiga de lo que habías empezado. Anótala y vuelve a lo que estás haciendo». (p. 72)

2. La separación. El teléfono inteligente, para Zack, es la navaja suiza de los tiempos modernos, pero tiene sus inconvenientes para la monotarea, y es su conectividad permanente, y, por tanto, la existencia de una amenaza de interrupciones que sobrevuela sobre nosotros. Evitar la mala influencia para nuestra concentración de los dispositivos mejora la calidad del trabajo. Yo mismo he podido experimentar, en estos primeros compases del nuevo curso, la anulación en mi teléfono de todo tipo de globos, mensajes, avisos o alertas de redes sociales que recibía constantemente. De cientos de sonidos interruptores he pasado a cero, con una mejora de la calidad de mi tiempo. Asumamos de una vez el control sobre nuestra vida de la forma más sencilla: adiestrando a nuestros dispositivos móviles para no depender de ellos.

«Asumamos de una vez el control sobre nuestra vida de la forma más sencilla: adiestrando a nuestros dispositivos móviles para no depender de ellos.»

3. Las vallas. Los muros, vallas, empalizadas y paredes de piedra separan ámbitos, espacios, realidades. Así, también nosotros podemos generar a nuestro alrededor pequeños y metafóricos muros para ser más eficientes en nuestro trabajo y valorar más nuestro tiempo: silenciar los dispositivos en momentos de alta actividad creativa, cerrar la puerta, gestionar adecuadamente una interrupción… Esto puede resultar duro en el caso de los compañeros que nos interrumpen, pero acudo al dicho español: Más vale una vez rojo que ciento amarillo. Se trata simplemente de hacer saber a quien te interrumpe del tiempo de que dispones («tengo cinco minutos») o de tu intención dicha amablemente de no atenderle («Ahora no puedo, ¿te parece que hablemos dentro de media hora?»).

Sobre gestión del tiempo hay mucho y bueno escrito, si bien muchas veces hay autores que, sin contradecirse, no aciertan a coincidir. En cambio, una de las coincidencias plenas entre ellos es la agrupación de tareas. Con una buena planificación matutina, que agrupe las llamadas, los correos, las reuniones, las citas… podemos reducir el estrés y la satisfacción con lo que hacemos. Como nos decía en un seminario la profesora María Tascón, «Dedica cinco minutos a planificar las tareas del día: serán los cinco minutos mejor empleados de la jornada.»

Los científicos Whasington et al. (2014) investigaron acerca de la percepción que tiene un profesional de las personas que están permanentemente conectadas:

  • Falta de respeto al tratar a los que están fuera de la reunión como más importantes que los que están presentes.
  • Falta de atención, al ser incapaz de centrarse en un asunto cada vez.
  • Falta de capacidad de escuchar, al no dar muestras de oír de verdad a los demás.
  • Falta de energía [asertividad] al ser incapaces de resistirse a las demandas de los demás.

Que digan de ti que eres una persona muy ocupada no aporta valor a tu currículum, ni consuela a tu equipo de trabajo. Estar presente física y mentalmente (recordad el Age quod agis), sí. Los hechos en la vida son más elocuentes que las palabras. Si te libras de las múltiples tareas, tendrás más tiempo para escuchar a los demás, para interesarte por ellos, para tejer relaciones valiosas y para pasar por la vida aprovechando con intensidad y con hondura cada instante.